Proceso
Tecnológico De La Elaboración Del Yogurt
El proceso de elaboración del yogur data de hace miles de años, sin embargo hasta el siglo XIX se conocían muy pocas fases del proceso productivo. El arte de producción era transmitido de generación en generación; sin embargo en las últimas décadas, este proceso se ha racionalizado, principalmente por los descubrimientos en diversas disciplinas, como la física e ingeniería química, la bioquímica y enzimología; y sobre todo la tecnología industrial.La elaboración de yogur requiere la introducción de bacterias ‘benignas’ específicas en la leche bajo una temperatura y condiciones ambientales controladas (muy cuidadosamente en el entorno industrial). El yogur natural o de sabores de textura firme, requiere de una temperatura de envasado de aproximadamente 43 °C, y pasar por un proceso de fermentación en cámaras calientes a 43 °C para obtener el grado óptimo de acidez; este proceso puede llegar a durar aproximadamente cuatro horas. Una vez obtenida, debe enfriarse hasta los 5 grados para detener la fermentación.En los yogures batidos, los de textura cremosa, con o sin frutas, el proceso es diferente, en cuanto la fermentación se realiza en depósitos, previo al proceso de envasado, que se realiza en frío, por lo que no necesita de fermentación posterior. Las bacterias utilizan como fuente de energía la lactosa o azúcar de la leche, y liberan ácido láctico como producto de desecho; este provoca un incremento de la acidez que hace a su vez que las proteínas de la leche precipiten, formando un gel. La mayor acidez (pH 4-5) también evita la proliferación de otras bacterias potencialmente patógenas.
El proceso de elaboración del yogur data de hace miles de años, sin embargo hasta el siglo XIX se conocían muy pocas fases del proceso productivo. El arte de producción era transmitido de generación en generación; sin embargo en las últimas décadas, este proceso se ha racionalizado, principalmente por los descubrimientos en diversas disciplinas, como la física e ingeniería química, la bioquímica y enzimología; y sobre todo la tecnología industrial.La elaboración de yogur requiere la introducción de bacterias ‘benignas’ específicas en la leche bajo una temperatura y condiciones ambientales controladas (muy cuidadosamente en el entorno industrial). El yogur natural o de sabores de textura firme, requiere de una temperatura de envasado de aproximadamente 43 °C, y pasar por un proceso de fermentación en cámaras calientes a 43 °C para obtener el grado óptimo de acidez; este proceso puede llegar a durar aproximadamente cuatro horas. Una vez obtenida, debe enfriarse hasta los 5 grados para detener la fermentación.En los yogures batidos, los de textura cremosa, con o sin frutas, el proceso es diferente, en cuanto la fermentación se realiza en depósitos, previo al proceso de envasado, que se realiza en frío, por lo que no necesita de fermentación posterior. Las bacterias utilizan como fuente de energía la lactosa o azúcar de la leche, y liberan ácido láctico como producto de desecho; este provoca un incremento de la acidez que hace a su vez que las proteínas de la leche precipiten, formando un gel. La mayor acidez (pH 4-5) también evita la proliferación de otras bacterias potencialmente patógenas.
El primer estudio bacteriológico acerca del
yogur fue realizado por Grigoroff, quien detectó la presencia de tres distintos
microorganismos, "diplostreptococcus". Generalmente en un cultivo se
incluyen dos o más bacterias diferentes para conseguir una fermentación más
completa, principalmente Streptococcus thermophilus subsp. salivarius, y
miembros del género Lactobacillus, tales como L. casei, L. bifidus y L.
bulgaricus; quien gracias a Metchnikoff, alcanzó gran popularidad por el
postulado de que el L. bulgaricus prolongaba la vida. Para muchos países en sus
normativas, el yogur como tal solo puede contener St. thermophilus subsp.
salivarius y Lactobacillus delbrueckii subsp. bulgaricus; si se agregan otras
bacterias, algunas legislaciones, no permiten utilizar la denominación de
yogur.Si el yogur no se calienta hasta matar a las bacterias
después de la fermentación, se vende bajo la denominación de «cultivo activo
vivo» (o simplemente «vivo» en algunos países), que algunos consideran
nutricionalmente superior. En España, los productores de yogur se dividían
entre los que querían reservar la denominación yogur para el yogur vivo y los
que deseaban introducir el yogur pasteurizado bajo esa etiqueta. La vida
comercial del yogur estando en refrigeración es de 3 semanas, con la finalidad
de mejorar la capacidad de conservación del mismo se crea el yogur pasteurizado
o de larga duración, que tiene un periodo de conservación de meses y no
necesita refrigeración. Ambas partes enviaron estudios científicos a las
autoridades esgrimiendo las diferencias o las similitudes (según los intereses
de cada parte) entre las dos variedades. Finalmente el gobierno español
permitió la etiqueta «yogur pasteurizado» a esta clase de yogur en lugar del
antiguo «postre lácteo». Debido a que las bacterias fermentan la lactosa
contenida en la leche durante el proceso de elaboración del yogur, los
individuos que presentan intolerancia a la lactosa pueden disfrutar del yogur
sin verse afectados. Nutricionalmente, el yogur es rico en proteínas
procedentes de la leche. También contiene la grasa de la leche con la que se
produjo. Pueden ser desnatados o con nata añadida como en el caso del yogur
griego. En el proceso de fermentación, los microorganismos producen vitaminas
del grupo B necesarias para su metabolismo, aunque reducen el contenido de
algunas ya presentes en la leche como la cianocobalamina (vitamina B12) y
vitamina C. Contiene minerales esenciales, de los que destaca el calcio, como
en cualquier seba lácteo. Se expone un método sencillo y aplicable en el hogar
para la elaboración de yogur en pequeña escala a partir de leche entera, total
o parcialmente descremada, por fermentación provocada por el Streptococcus
thermophilus y Lactobacillus bulgaricum. Al introducir microorganismos
específicos en la leche para su trasformación en yogur, estos elementos
fermentadores enriquecen las propiedades de la leche y le confieren un alto
valor nutricional.Las cualidades nutritivas del yogur provienen no sólo de la
presencia de los compuestos de la leche, sino también de la transformación de
éstos como resultado de la fermentación ácido-láctica causada por los
microorganismos. La ingestión de este producto es recomendable en todas las
edades. Para la mayor parte de los lactantes intolerantes a las leches
constituye un magnífico alimento, pues la reducción moderada de su contenido de
lactosa, en comparación con el de la leche, lo hace más apropiado para los
pacientes con deficiencia de lactasa. Las propiedades bacteriostáticas del
yogur contribuyen a la resistencia a las infecciones1.En efecto, este producto
contiene bacterias activas que forman parte de nuestra flora intestinal
indispensable, las cuales participan en la descomposición de los alimentos en
el proceso digestivo.2 El yogur se cataloga como un producto de alta
digestibilidad, que aumenta el coeficiente de absorción de numerosas
sustancias, tales como proteínas y grasas.
1.El consumo de yogur intensifica la retención de fósforos,
calcio y hierro en comparación con la leche; también cabe destacar su
participación en la disminución de los problemas alérgicos.2 El componente básico del yogur es
la leche, a la que se agregan enzimas que favorecen la fermentación
ácido-láctica hasta obtener la coagulación. La calidad del producto que se
obtiene depende fundamentalmente de la calidad de los fermentos y del tipo de
leche que se utilice, cada una posee distintas proporciones de agua, proteína,
lactosa, grasas y sales minerales; no obstante, se puede tomar como base
diferentes tipos de leches, como de vaca, oveja, cabra, o búfala. En algunos países utilizan la leche de yegua, burra y
camella.El yogur de mejor calidad se obtiene de la leche de oveja por su alto
porcentaje de extracto seco; además, la caseína de esta leche retiene mayor
cantidad de agua después de la coagulación y su grasa tiene mayor contenido de
ácido oleico, lo que mejora la consistencia del producto y lo hace más
compacto. Por el contrario, la leche de búfala, por sus características, debe
mezclarse con la de vaca para la obtención del yogur, ya que la caseína
contenida en esta leche no retiene agua después de coagular, lo que provoca
sabor amargo y consistencia granulosa. La leche de vaca, en relación con la de
oveja y búfala, tiene menor contenido de extracto seco, proteínas y grasas; sin
embargo, el yogur elaborado con ella posee un mayor grado de digestibilidad por
las propiedades que adquieren sus proteínas durante el proceso de coagulación.Por otra parte, el bacilo de yogur es muy sensible a los cambios de
temperatura; por tanto, con el objetivo de asegurar los mejores resultados
posibles debe usarse un «iniciador» (yogur comercial, de preferencia natural) con menos de 7 d de elaborado.También debe usarse un sitio adecuado con suficiente calor
para que el cultivo del yogur se desarrolle, por ejemplo: cerca de la cocina o,
si se prefiere, colocar en un horno un recipiente con agua a una temperatura
mantenida entre 41 y 43 °C durante 2 a 3 h. Esto es de estricto cumplimiento,
pues si la temperatura asciende a 49 °C el cultivo muere, y si desciende a 35
°C la acción de los microorganismos se detiene.
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