La cultura de la
tecnología, y la sociedad actual es básicamente una sociedad de consumo. La
primera ha conducido a la segunda al poner al servicio de la humanidad bienes
de consumo inaccesibles al hombre hasta ahora. A la vez, ambas ejercen una
influencia permanente sobre el individuo y lo transforman, porque cultura y
sociedad por una parte y personalidad básica del hombre por otra, se
condicionan y determinan en forma recíproca. El hombre de hoy es eminentemente técnico y a
lo largo de los años ha experimentado algunas transformaciones fundamentales,
que Franz Alexander resumió así : "Bajo la influencia de la civilización
maquinista, el hombre se asemeja cada vez más a la máquina". Veamos
algunos de ésos cambios: El hombre actual, gracias a los progresos de la
técnica se ha liberado en gran parte del dolor. Sufre menos dolor que el hombre
de antaño y por eso le teme más. Este temor ha ido tomando progresivamente la
forma de temor a las enfermedades, al sufrimiento y a la muerte. Este proceso
ha dado como resultado que el hombre esté demasiado pendiente de su cuerpo y
del funcionamiento de su organismo. Se ha tornado hipocondríaco; entendiendo
por tal , a la persona sana que adopta una actitud que le lleva a vigilar
constantemente el funcionamiento por ejemplo, de su corazón , su tensión
arterial o su aparato digestivo, con un incremento ansioso ante la muerte
súbita de un familiar, vecino o amigo. Esta hipocondría se ha visto reforzada
indirectamente por la fácil disponibilidad de métodos diagnósticos de avanzada
tecnología. Al tiempo que se
desarrollan la técnica y las posibilidades de bienestar, el hombre ha
experimentado una des espiritualización. El progreso de la técnica no se ha
acompañado de un progreso espiritual paralelo. Como consecuencia de lo anterior
se ha producido en el hombre un desfallecimiento de los valores. Los valores
éticos, espirituales son el soporte del hombre para desplegar su vida, si se
pierden, éste se desorienta y puede actuar en forma inadecuada. Con respecto a
las relaciones humanas se ha presentado en ésta era de la tecnología un
incremento de la competencia y la rivalidad. Las relaciones entre los hombres,
acicateados por la sociedad de consumo, siguen hoy una vía más de competencia que
de cooperación y amistad. Al propio tiempo ha descendido la comunicación
interhumana. Me refiero a la comunicación que pone en contacto las intimidades
de los seres humanos, aquella que permite un intercambio afectivo y de nobles
sentimientos. Paradójicamente, se ha desarrollado un increíble progreso de la
comunicación tecnificada, ésa comunicación masiva, impersonal, que nos permite
navegar por el Internet y contactarnos con cualquier sitio del planeta para
intercambiar información. Esta "comunicación a distancia" y la falta
de contactos personales, propician ése sentimiento de soledad que impregna la
atmósfera de nuestros tiempos, pues el afectivo abrazo de un amigo o la tierna
caricia de una enamorada, jamás podrán ser substituidos por imágenes de la
"realidad virtual".
No hay comentarios:
Publicar un comentario